Fui más útil de lo que pensaba que sería en un principio, por ser una estudiante todavía, porque trabajo, hay. Las ganas y el no dejarse vencer por el cansancio allí se transforman en dones, y lo mismo un día estás aprendiendo algo que al día siguiente lo estás enseñando a otra persona. Lo importante seguirá siendo educar, con cabeza, en lo que es importante realmente y no en lo que nos empeñemos para trasladar “nuestro mundo a su mundo”. Y en este lugar se hace palpable lo siguiente que expresa mejor de lo que yo pueda decir sobre la experiencia de ser doctora en un hospital como este que tiene varias caras, por un lado gracia, alegría, don y servicio, y que por otro puede tener dolor, deudas,…
Podría decir que Widikum cambió mi vida, que me sorprendió la pobreza, que tengo que hacer algo para cambiar el mundo, que pobrecitos cuánto tienen que desarrollarse. Pero esa no fue mi experiencia, ni lo que iba buscando, ni lo que encontré. Lo que quería antes lo quiero ahora con más caras y nombres que poner en mis razones. Lo que me sorprende en estas experiencias, suele ser lo iguales que somos, cada uno en su sitio, todos queremos ser felices, aunque los objetivos que nos dispersan de esto sean distintos. Se baila, se ríe, se ama, se sirve, se descansa, se cansa, se roba, se… igual pero diferente al mismo tiempo, tal vez con más ilusión por el hecho de tener una vida cimentada sobre cosas más sencillas, con menos educación, con más necesidades básicas que apremian en el día a día, con más naturalidad, con menos mirada al futuro, incluso tal vez con menos sueños, pero viviendo un hoy más real, menos informatizado, más compartido con la comunidad que te rodea, pero mirando bien por uno mismo como cualquiera de nosotros. La historia es la que avanza a su ritmo, y estamos en diferentes puntos. No somos mejores ni peores. Ellos aprenden y nosotros también. Lo importante es que cada uno caiga en su sitio y ahí se atreva a dar lo mejor de sí mismo.
En todo amar y servir,
Begoña
Blog de IDIWAKA 